domingo, 18 de mayo de 2008

Control de lectura. Mis robots

Ahh sí, me faltaba el control de lectura sobre el texto de robots y moustros –como decía de chiquito–, que mandó el profesor.

 

Creo que el tema tiene muchísima tela de dónde cortar, y por la misma ambigüedad podríamos hablar como merolicos por cuartillas y cuartillas, sin llegar a decir realmente algo. Entonces, aprovechando la egolatría que pregono en mi bloc, remitiré el comentario a experiencias personales que me ayudan a ubicar el tema.

 

Al respecto, y para extender la lista aún más de lo que lo hizo Aldo en su blog, quisiera recordar a otros robots, junto con monstruos y mezclas de ambos que son relevantes, al menos para mi.

 

 

 

El Tamagochi.

Que se aprovechó de la chaquetez de miles de niños en el mundo que, por el aislamiento posmoderno, la globalización o por tontos, no podían conseguir amigos de verdad, entonces realmente consideraron entablar una relación con un aparatejo parecido a un huevo.

 

El Chupacabras.

Demostró que la bioingeniería política mexicana está a la vanguaria de la investigación, ya que fue capaz de desviar la atención de la raza sobre coyunturas sociopolíticas importantes a un espectáculo mediático que se convirtió en playeras, muñecos, máscaras de Salinas con colmillos, una canción de merengue y hasta en comentarios populares.

 

Atari.

A diferencia del nefastísimo tamagotchi o del perrito electrónico que hacía como que ladraba, el Atari hizo realidad esos aires de relación emocional entre hombres y máquinas que tanto presagiaron las novelas de ciencia ficción, por lo menos entre niños y máquinas, pues enamoró a toda una generación que ha crecido felizmente con las consolas y los videojuegos, diferenciándola de los rucos que todavía les da miedo encender la computadora.

 

Los burócratas del IMSS.

Aunque no son producto de la ficción, sino de las condiciones de la seguridad social en México, operan con el mismo automatismo que los trabajadores de Metrópolis, pero con algo más de colorido y despotismo. Empero, si se le rasca un poco a esa fachada metalizada de gordito –a- de escritorio con  lentes y una torta de jamón junto a tu expediente, se puede hallar a un ser humano como cualquier otro.

 

Fox en sus últimos años de su sexenio

Después de algunos años de que su vieja le chupara la jovialidad mostrada en su campaña del 2000, el ex presidente llegó al 2006 haciendo gala de características propias de un robotito de medio pelo, como torpeza política, insensibilidad ante los problemas sociales, ineficiencia administrativa y hasta mecanización corporal que hacía parecer que le daban cuerda cuando tocaba la campana en el grito de independencia.

 

 

Y otros mo menos importantes…

 

Robocop, Megaman, Mazinger Z, las máquinas de escribir de Naked Lunch y el reproductor de acetatos de mi abuelo

 

2 comentarios:

Miguel Ángel Calixto dijo...

Hola Juan Pablo, me alegra mucho poder visitar tu blog al fin. Él sarcasmo con el cual manejas a los burócratas del Seguro Social, podrías trasladarlo a los del organismo encargado de los trabajadores del Estado.
Téú relatosuena muy vivencial, seguro el atari te brindó tantas horas de diversión como lo hizo conmigo

Ald0rad0 dijo...

esa entrada está re-bue-na. Juan Pablo, tú también deberías continuar con tu blog. Anímate, está chido.