martes, 27 de enero de 2009

Querido diario...


Llevo varios meses evitándote.

No soporto hablar en primera persona y tratarte como si fueras un amigo. Me hace sentir más pinche loco de lo que ya me siento. Sólo regreso a ti por que es necesario... 

Verás, ahora no me lo demandan mis dolores de cabeza, sino un oficio. Como ya sabrás estoy haciendo lo más parecido a trabajar que he hecho en mi vida, y no por que me guste, o por que quiera el dinero –como si hubiera tal–, sino por que es el único camino que me dejará ser libre de después de un rato, uno muy largo, claro.

En fin, se estila que en este oficio la gente lea por kilo y escriba igual, quitándole a estas actividades el poco o mucho encanto que puedan tener. No cabe duda de que la coerción y la inmediatez matan todo impulso creativo y el goce que de éste se pueda tener. No es lo mismo beber un vaso de agua cuando tienes sed que cuando te torturan en las masmorras medievales metiéndote agua por un embudo.

Por el otro lado, también es necesario hacerse de algún hábito. Es de lo más frustrante existir a la deriva... Despertar con el calor del mediodía y el hastío de tu cebo en la cara, mientras el estómago le reclama a las piernas su antipatía para bajar a la cocina. Los segundos pasan como edades cósmicas y cada sueño sucede al anterior llevando tu conciencia a cabos infinitos. Después de un rato dices ¡ya, a chingar a su madre! y te levantas por más ganas de mear que por voluntad de levantarte. O bien, por que alguien más te lo pide.

Eso es todo, casi nada, pero no hay otra cosa tan complicada. La rutina vertiginosa irrita y desgasta; Al contrario, la levedad exacerba los sentidos carentes de emociones. ¿Cuál es el justo medio para una existencia caótica? ¿Cómo tratar al mismo caos si nos asusta a la vez que nos fascina?

Como sea, pues... el chiste es pensar en escrito. Desagradable por muchas razones, pero por otras no sólo me puede ser útil, sino me es necesario.

Ahora son sólo devaneos de un carácter reticente a definirse, que no sabe si quiere estar con Dios para estar tranquilo o estar con el Diablo para divertirse. Pero el tiempo lo cura todo, hasta esa enfermedad tan particular que conocemos como juventud... o al menos eso quiero pensar.

La bipolaridad no es ninguna patología, es sólo el término científico de moda para decir honestidad, sabiendo que la ciencia pragmática y pobre en sus metas es muy corta y valúa en dos polos al alma, cuando se habla del hombre pluridimensional.

Se me ocurrió acuñar un nombre: tlacatezontli. Como diría el buen Nacho, "tezontli no quiere decir sólo cuatrocientos, quiere decir un chingo de hombres"

Y bueno, volviendo al tema que nos ocupa, escogí una bonita fecha para delirar en el ciberespacio: mi mamá cumple mañana 60 años.

Repasando. Dejé pasar la emoción de mi primer viaje al otro lado del charco, vi acercarse y luego alejarse mi cumpleaños 23, pasé largas horas redactando mentalmente en navidad y año nuevo, tomé conciencia del 50 aniversario de la revolución cubana y hasta vi llegar a un presidente negro al gabacho. Digo... tal vez algo me he perdido por ordenar ideas hasta ahora.

Pero no le hace. Nada importa más que lo que pasa aquí.

Te veo mañana con algún tema de mayor importancia, o igual para seguir esbozando pendejadas. Como dice el doctor Nick Riviera "lo importante es que lo sabremos"

2 comentarios:

Ismael dijo...

Tienes estilo. Ojalá ya no abandones tanto tu espacio, saludos

Ari Carrillo dijo...

ay pinchi Juan Pablo, siempre escribes cosas que levantan el ánimo caray, será ue últmamente tuve muchas de esas mañanas con sebo en la frente (aunque muchos prefieran youporn, sinceramente) Fue agradable encontrarte hoy; mucho más limpio y galancete que de costumbre, hasta medio dandy te veías, ... igual es el fenomeno "practicasprofesionales", en las cuales, me imagino, debes lucir como tal -juar juar juar-.

Un saludazo grande y a ver qué día volvemos a vernos, con unas frías de por medio o algo asi ad hoc.